Por: David Yépez

El entendimiento de los procesos psicoafectivos y el desarrollo de habilidades sociales en la etapa de la infancia ha logrado generar avances en el mejoramiento de la salud mental de los alumnos. Por ejemplo ahora se conoce la importancia de un campo amplio de vivencias emocionales como el apego, la autonomía y la afectividad entre niños y el cuidado de sus maestros. La mejor manera para que un niño pueda interactuar efectivamente, es a través de la generación de vínculos con sus pares y esto se facilita por medio de actitudes positivas de la infancia. Por esto, Un factor de gran impacto emocional es la comunicación en el ambiente familiar, ya que si esta es buena será la raíz para llevar una vida por caminos de desarrollo altamente ligados con la autoestima infantil. Vale recordar que no existen limitaciones de región, etnia o lengua para que el desarrollo afectivo en niños no se complete. En realidad todo niño puede ser capaz de generar un reconocimiento de sus emociones y sentimientos que al pasar el tiempo podrá controlar. Y la interacción social será un elemento clave dentro de este proceso. Por esto desde los centros educativos el mayor enfoque que se debe sobresaltar es el educar desde el corazón y así crear ciudadanos con confianza y seguridad en sí mismos que sean capaces de enfocar y fijar objetivos y logros en sus vidas. Una infancia bien trabajada dará como resultados individuos muy felices, capaces y aptos de hacer un mundo mucho mejor.